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Jarna Malari

Jarna Malari

Algunas Aes Sedai se refieren con el término "Vileza" a un periodo de gran incomodidad y no poco desorden en su historia reciente, en el que la Ley de la Torre Blanca fue ignorada y muchas personas fueron asesinadas como resultado de ello. Se cree que esta Vileza se extendió desde 979 hasta 984 NE, centrándose en particular en el mandato de Sierin Vayu.

Antecedentes[]

Desde la Guerra de los Trollocs ha existido en el más profundo de los secretos un grupo de Aes Sedai Amigas Siniestras en el seno de la Torre Blanca, el Ajah Negro. Durante más de dos mil años las otras hermanas han negado abiertamente de la existencia de un Ajah volcado en la Sombra y la sola mención de una sospecha así es uno de los temas más espinosos y con los que seguramente se puede provocar la ira de una Aes Sedai. Sin embargo, durante todo este tiempo el Ajah Negro ha estado operativo y ha participado en sinfín de crímenes, en todo momento buscando hacer todo lo posible por allanar el camino al Gran Señor de la Oscuridad y facilitar su Retorno.

Ishamael en persona fundó el Ajah Negro durante uno de sus contados periodos de libertad, cuando la Guerra de los Trollocs se encontraba en su punto álgido y todo apuntaba a que la Humanidad estaba condenada a ser destruida por los Engendros de la Sombra. Pese a que Ishamael tuvo que regresar a su prisión en Shayol Ghul y los restos de la coalición de Tar Valon y las Diez Naciones consiguió subsistir in extremis y forzar la retirada de los ejércitos de la Sombra, el Ajah Negro sobrevivió y continuó operando en la Torre Blanca durante los siglos posteriores. Uno de los hechos fundamentales que permite explicar la pervivencia de este nido de Amigas Siniestras en el mismo corazón de Tar Valon fue su propia organización, con la que sólo su líder contaba con las prerrogativas suficientes como para conocer la identidad de todas las integrantes del Ajah, organizarlas e impartirles órdenes.

El papel del Ajah Negro[]

La líder del Consejo Supremo del Ajah Negro durante la época de la Guerra de Aiel era Jarna Malari, una Aes Sedai que de puertas para fuera pertenecía al Ajah Gris. Ella fue la responsable de apresar a la mismísima Sede Amyrlin, Tamra Ospenya, después de que llegaran a sus oídos rumores sobre que sólo ella presenció la muerte de la Guardiana de las Crónicas, Gitara Moroso, y de que probablemente ésta ocurriera después de realizar una importante Predicción. Pese a que Tamra tuvo mucho cuidado en mantener ocultas sus acciones, éstas no pasaron inadvertidas al Ajah Negro al observar cómo hacía llamar a varias hermanas a su presencia y éstas partían al poco hacia un destino desconocido.

Icono Ajahnegro.svg

El poder del Ajah Negro en aquel entonces era tal que Jarna no tuvo ningún reparo en torturar a la Amyrlin hasta obtener una sorprendente respuesta: el Dragón había renacido, lo que marcaba el auténtico inicio de la cuenta atrás hacia la Última Batalla, en la que ella y los demás Amigos Siniestros deberían hacer todo lo posible por conseguir que el Gran Señor de la Oscuridad se alzara con la victoria. Tamra murió durante el interrogatorio, pero pudo llevarse consigo un dato de especial relevancia, ya que el Ajah Negro desconocía que el Dragón Renacido apenas era un bebé nacido durante la Batalla de las Murallas Resplandecientes y tuvo que extender su búsqueda a todos los varones sospechosos de poder encauzar el Poder Único. Jarna dispersó entre las Amigas Siniestras la orden de buscar al Dragón Renacido por todo el continente y asesinarlo, tanto a él como a las Aes Sedai a las que Tamra había confiado la búsqueda.

La Antecámara de la Torre eligió a la Gris Sierin Vayu para suceder a Tamra, que según se dio a conocer había muerto mientras dormía. La nueva Amyrlin tenía fama de poseer el corazón de una Roja y, ciertamente, sorprendió a toda la Torre al elegir como Guardiana de las Crónicas a Duhara Basaheen, rompiendo con la tradición de que seleccionar a su mano derecha entre su Ajah de origen. Lo que desconocía Sierin era que Duhara no sólo pertenecía al Ajah Rojo, sino que también era una hermana Negra, lo que permitió a las Amigas Siniestras obtener una posición de gran poder e influencia y acceder a una vasta red de información con la que facilitar su búsqueda. Hasta el más nimio informe que llegase a la Torre Blanca acerca de un varón con fama de ser afortunado o sospechoso de poder encauzar acababa en manos del Ajah Negro, que tomaba medidas expeditivas a la mayor rapidez posible.

Una de las primeras y más sonadas intervenciones del Ajah Negro en la cacería del Dragón Renacido ocurrió en la primavera de 979 NE en Chachin, aunque los hechos no llegarían a ser aclarados y dados a conocer hasta mucho después. En aquel entonces, una hermana Negra llamada Merean Cerro Rojo acudió al Palacio de Aesdaishar a acabar con la vida del príncipe Diryk, el segundo hijo de la reina Ethenielle de Kandor, después de enterarse de que el niño había sobrevivido por puro azar a una caída de varios metros. Los asesinatos selectivos de varones con fama de afortunados (y por ello sospechosos de poder encauzar) confirmaron a las jóvenes Aes Sedai Moraine Damodred y Siuan Sanche que el Ajah Negro iba en busca del Dragón Renacido pero que desconocía su edad exacta, lo que les otorgaba a ellas una ventaja determinante en su misión de dar con él.

El papel del Ajah Rojo[]

La tarea de dar con el Dragón Renacido contando con un punto de partida tan impreciso era demasiado costosa, desalentadora y arriesgada aun para el Ajah Negro, pese al ingente número de hermanas que engrosaban sus filas. Por ello, no es de extrañar que Jarna decidiera manipular al Ajah Rojo y servirse de él para hacer el trabajo sucio, aprovechando su compromiso con la persecución y el amansamiento de los falsos Dragones. Sin lugar a dudas, las simpatías de la Sede Amyrlin por el Ajah Rojo fueron determinantes al dar este paso, así como la enorme influencia que detentaban Amigas Sinestras infiltradas entre las Rojas. Además de Duhara Basaheen, la Guardiana de las Crónicas, la misma líder del Ajah Rojo, Galina Casban, era una Negra y con toda probabilidad miembro del Consejo Supremo del Ajah Negro por aquel entonces.

Galina Casban2

Galina (por Richard Boyé)

A través de Galina y de Duhara, el Ajah Negro convirtió al Rojo en su herramienta para extender su búsqueda y poder ocultarla en el marco de un incremento en la actividad de las Rojas. Ciertamente éste fue un movimiento astuto, ya que las Negras pudieron seguir actuando sin despertar sospechas, escudarse en las Rojas y de paso seguir actuando sin que la Antecámara de la Torre levantase la voz al contar con el beneplácito de una Sede Amyrlin abiertamente simpatizante del Ajah Rojo. No obstante, y al contrario que las Amigas Siniestras, las integrantes del Ajah Rojo seguían vinculadas a los Tres Juramentos, por lo que no podían matar a personas indefensas y debían recurrir a otros métodos, como amansar a los varones que podían encauzar o insinuar su condición para que multitudes enfurecidas acabaran con ellas. A ojos de la Ley de la Torre estos hechos eran extremadamente graves, ya que todos los varones sospechosos de encauzar debían ser llevados a Tar Valon y juzgados antes de ser amansados, y no fueron pocas las ejecuciones sumarias que llevaron a cabo las Rojas en esta época.

Descubrimiento[]

Al poco de recuperar libertad parcial de su encierro milenario en Shayol Ghul en torno a 983 NE, Ishamael se interesó por las actividades del Ajah Negro en su ausencia y montó en cólera al enterarse de que Jarna había ordenado que se persiguiera y matase al Dragón Renacido. Por aquel entonces Ishamael estaba completamente sumido en la locura, pero aún mantenía su convicción de que el Dragón podría ser volcado a la Sombra, por lo que su furia fue tal que asesinó a Jarna de una forma horrible, encerrándola en un misterioso ter'angreal que arrancó gritos y lamentos suyos durante diez días seguidos. A continuación, el Renegado en persona eligió a la Blanca Alviarin Freidhen como nueva líder del Consejo Supremo y, siguiendo sus deseos, su primera orden fue detener de inmediato la persecución del Dragón Renacido.

Pese a que el Ajah Negro suspendió sus actividades, renunció a dar muerte al Dragón Renacido y se contentó con mantener una vigilancia permanente, el Ajah Rojo continuaba sumido en su fiebre de persecución de falsos Dragones y los efectos de ello no tardaron en estallar en los pasillos de la Torre Blanca. En 985 NE Thom Merrilin, el bardo real de Caemlyn y amante de la reina Morgase, se enteró de que su sobrino Owyn había sido capturado y amansado por hermanas Rojas antes de haber sido juzgado en Tar Valon. Aunque Thom no pudo obtener ninguna respuesta de las Aes Sedai, su enfrentamiento con Morgase y su consejera, la Roja Elaida a'Roihan, expuso al público las actividades de Tar Valon, lo que supuso un auténtico escándalo. Más o menos en torno a esta época Sierin Vayu falleció y, aunque la secuencia de hechos sigue siendo imprecisa, se sabe que la Amyrlin fue asesinada por hermanas Rojas.

La nueva Sede Amyrlin, Marith Jaen, ordenó que se investigaran de inmediato los hechos que apuntaban a que varios hombres habían sido amansados a espaldas de la Ley de la Torre. Estupefacta ante los resultados obtenidos, ordenó el inmediato destierro de las tres Asentadas Rojas, Lirene Doirellin, Toveine Gazal y Tsutama Rath, a modo de castigo ejemplar. La Amyrlin no pudo ir más allá sin arriesgarse a quebrar la ya de por sí maltrecha cohesión entre los Ajahs y en causar un daño irreparable a las Aes Sedai, pero se aseguró de que después de su intervención las Rojas paralizasen su actividad y regresaran a los cauces de la legalidad.

Consecuencias[]

Probablemente por expreso deseo de la Sede Amyrlin y de la Antecámara de la Torre, los actos ocurridos dentro de la Vileza permanecieron ocultos para casi todo el mundo, incluyendo a la mayoría de las Aes Sedai. Esto resulta patente cuando, quince años después de estos hechos, Cadsuane Melaidhrin menciona estos hechos en presencia de dos hermanas Grises, Merana Ambrey y Annoura Larisen, y ninguna de las dos saben a qué se refiere. El único castigo claro que existió fue el exilio de las tres Asentadas Rojas, y ni siquiera esto ha sido lo suficientemente aclarado como para determinar si fue debido a la Vileza, a la misteriosa muerte de Sierin Vayu o a ambas cosas a un mismo tiempo. Esto permitió que la mayoría de las hermanas que participaron en la caza indiscriminada de varones capaces de encauzar, como fue el caso de Galina o de Elaida, se librasen del castigo. Por supuesto, por aquel entonces ni siquiera sospechó en que el Ajah Negro hubiera tenido algo que ver en todo aquello.

El hecho de que fuera una Sede Amyrlin procedente del Ajah Azul quien sometiera al escarnio público a las tres Asentadas del Ajah Rojo fue uno más de los actos que recrudecieron la enemistad entre Rojas y Azules, que se prolongaba desde la época de Artur Hawkwing. Poco menos de quince años después Elaida, una de las Rojas que participó en la Vileza, devolvería el golpe encabezando el grupo que derrocó a Siuan Sanche, procedente del Ajah Azul. Este hecho, en el que el Ajah Negro jugó una vez más un papel fundamental, desembocaría en el Cisma de la Torre Blanca, que mantuvo dividida a las Aes Sedai durante un año y quebrantó su unidad a sólo unos meses de la Última Batalla.

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